CHAMPIONS / JORNADA 1

El Atlético sale victorioso de un descuento de locura

Griezmann, en el minuto 100, marca el gol de la victoria de un partido que iba 0-0 en el 91

Hermoso logró el 1-0, pero luego cometió un penalty absurdo que costó el empate

Hasta el minuto 81, cuando fue expulsado Taremi, el Oporto había sido muy superior

Witsel, clave: abortó un contragolpe de gol del Oporto en el 99 y le dio el gol a Griezmann en el 100

Así celebró Gio Simeone el gol de Griezmann… ¡en plena entrevista!

El Atlético sale victorioso de un descuento de locura
El Atlético sale victorioso de un descuento de locura
Tomeu Maura

El Atlético salió victorioso de un descuento de locura con un gol de Griezmann a los 100 minutos exactos de un partido se revolucionó en el descuento y que había llegado 0-0 al minuto 91. Hermoso abrió el marcador con un gol de rebote, pero el propio defensa madrileño propició el empate poco después en un penalty absurdo. Cuando todo parecía abocado a una nueva igualada llegó el tanto del francés, que en el último córner de la noche cabeceó en el segundo palo un balón prolongado en el primero por Witsel. El triunfo, eso sí, no debe servir para ocultar el pésimo encuentro de los colchoneros y la nefasta dirección de un Simeone que se equivocó en casi todo.

40 años cumplirá Pepe en febrero. Una edad en la que la mayoría de futbolistas se han convertido en comentaristas. Sin embargo no sólo mantiene el tipo en la alta competición, sino que lo hace con una absoluta suficiencia. Hoy se bastó él solo para frenar a todo el Atlético, Joao incluido. El menino le encaró varias veces y perdió todos los duelos. Sin necesidad de que el brasileño cometiera una sola falta, quitándole el balón cada vez con una comodidad y superioridad que deja en evidencia al ataque rojiblanco, yermo por completo hasta la locura que se desató en el descuento.

Simeone se empeña en situar a Koke como medio centro y ahí es donde el equipo empieza a darle ventaja a sus rivales porque el vallecano no tiene ni alma ni cuerpo de recuperador. Se le ve sufriendo en el campo, desesperado yendo a por balones por los que físicamente no puede competir e impotente después para llegar a las posiciones en las que de verdad es decisivo. A los 37 minutos tuvo la mejor oportunidad de la primera parte pero acabó eligiendo un disparo blandito a las manos del portero que delata cuál es su estado de ánimo. Un jugador fuera de lugar. Después de la nefasta experiencia del año pasado con el doble pivote De Paul-Koke parecía que el Cholo había aprendido la lección. Lamentablemente no ha sido así y el Atlético se resiente.

Pero el problema no sólo reside en el medio centro. Ninguno de los dos carrileros está aportando nada al equipo. Carrasco está en uno de sus peores momentos desde que regresó al club y Nahuel es un expediente X que ni defiende ni ataca bien. El argentino fue un capricho del entrenador y ahí se fueron todos los recursos económicos del verano. Quizás el tiempo le dé la razón a Simeone, pero de momento se ven muchas sombras y apenas alguna luz. El entrenador es el primero que se da cuenta de dónde está el problema. Ni Nahuel ni Carrasco aparecieron tras el descanso y fueron reemplazados por De Paul y Lemar.

Era necesario agitar la coctelera después de una primera parte marcada por la impotencia. El Atlético fue incapaz de superar a un rival que empezó intimidado, pero que acabó subiéndose a las barbas de Oblak cuando comprendió que no era tan fiero el león como lo pintaban. En pleno descuento, con todo el estadio conteniendo la respiración, el iraní Taremi llegó hasta el área pequeña sin que nadie pudiera pararle, pero por suerte su pase hacia atrás no encontró destinatario.

Los relevos parecieron surtir efecto porque el equipo entró en la segunda parte con otro ritmo y no tardaron en ponerlo en evidencia. A los 49 minutos un pase hacia atrás de De Paul lo remató esta vez bien Koke, pero para su desgracia el argentino había recibido el pase previo de Llorente en posición adelantada y el gol fue anulado con justicia. La respuesta del Oporto fue inmediata y demoledora. Eustaquio soltó una coz tremenda desde fuera del área a los 54 minutos y Oblak tuvo que volar para evitar el 0-1. La tregua que se habían tomado los dos en la primera parte había llegado a su fin. Éste era un nuevo partido.

En pleno intercambio de golpes sonó la campana del minuto 60. Llegó el momento Griezmann, que reemplazó a un Saúl muy gris en ataque para sumar más ingenio a un Atlético que pedía a gritos más pólvora arriba, una vez difuminado el efecto su buena salida de vestuarios. El equipo pasó al 4-4-2 con Reinildo de lateral y el desajuste fue inmediato. A los 64 minutos Taremi, solo, obligó a Oblak a volver a intervenir. Simeone se dio cuenta de que corría peligro incluso el empate y volvió a la defensa de cinco. Hermoso entró en el campo y Griezmann se fue arriba a ocupar la plaza de Morata, totalmente desaparecido. A los 69 minutos Oblak y Witsel evitaron el 0-1 tapando dos remates en la misma jugada.

Desesperado, el Cholo siguió moviendo piezas para cambiar una tendencia que no dejaba de empeorar y decidió relevar a Joao por Correa. El estadio no lo entendió y la salida del portugués se acompañó de música de cámara dirigida al entrenador mientras éste miraba al electrónico para calcular el tiempo que le quedaba al partido: 20 minutos y el descuento.

La noche se amansó a los 81 minutos cuando el árbitro le mostró la segunda tarjeta a Taremi por fingir un penalty, cortando en seco el mejor argumento ofensivo del Oporto. Al Atlético le quedaron nueve minutos y el descuento para aprovechar su ventaja numérica. Hasta el minuto 91 no pasó absolutamente nada, pero desde ahí hasta el 100 se vivió un nuevo partido. Y vaya partido.

Todo comenzó en un balón que le llegó a Hermoso en el borde del área. El central amagó y logró el espacio suficiente para armar la pierna. No era un remate franco ni claro, pero el balón topó en Carmo y superó por encima a un Diogo Costa impotente. El Metropolitano estalló y Simeone empezó a correr la banda para celebrar un triunfo que en lógica no debía escaparse ya.

Sin embargo nada es lógico en el Atlético. Cinco minutos más tarde, en un saque de banda, Hermoso metió de manera absurda la mano y el árbitro lo vio. Oblak estuvo a punto de detener el penalty de Uribe, pero el 1-1 subió al marcador para desesperar a una grada que no podía ni imaginar que iba a recibir un chute extra de adrenalina en lo que quedaba de descuento. A los 99 el Oporto tuvo un contragolpe en ventaja que abortó Witsel. La jugada continuó y el Atlético forzó un córner que el belga prolongó en el primer palo para que Griezmann, en el segundo, marcara el 2-1. Increíble pero cierto. Territorio atlético.

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